domingo, 12 de abril de 2015

Portada


Querido amigo y amiga:

Comparto contigo estos 10 Cuentos para el Alma, que se lo dedico a nuestro amado Dios, para quienes lo lean, los ayude a reflexionar en las cosas sencillas de la vida y conocer que en el fondo de ello, existe alguien quien nos ama en el trayecto de nuestra vida. Gracias, porque sin ti no hubiera podido realizarlo.

Rezo por ti,
     Tu amigo,

           Luchitos

Indice

sábado, 11 de abril de 2015

Munayi Pachas y la flor del Texao


   En los andes de Sudamérica, en la parte central del continente, vivía Munayi Pachas, una jovencita trabajadora y luchadora; de costumbres andinas, cuya razón de vivir era estar en armonía con el medio ambiente de su entorno. Las costumbres las aprendió desde muy pequeña con sus taitas (maestros sabios protectores), todos los principios básicos del Incanato como: Ama Sua (No seas ladrón), Ama Llulla (No seas mentiroso) y Ama Quella (No seas ocioso); esto le ayudó mucho en formar su carácter, como decía su abuelo: “a tener un Intihuatana (reloj solar incaico) en su vida”, para saber en qué situación moral se encontraba en un momento dado, así como el Intihuatana ayudaba a saber la estación del tiempo por la posición del sol, también estas leyes incaicas le ayudaban a saber el estado de su conciencia.
    
   Un día mientras bajaba por las montañas, cruzando las quebradas de un valle muy hermoso, custodiado por tres volcanes con un río de aguas cristalinas que regaba los campos y las andenerías incaicas, observó que cerca de ahí había una acequia que estaba al costado de una andenería; y en el borde de esa acequia había una flor muy hermosa de color que variaba con los rayos del sol entre naranja y rojo, que los habitantes de aquel lugar la utilizaban en los arreglos florales en las ceremonias más importantes.
    
   Munayi Pachas miró aquella flor que cantaba una melodía triste a manera de Yaravíes, que en el fondo era un cántico melancólico que parecía contar una historia de amor:   
 
Penas de mi alma, caen de mis ojitos   
Penas de mi alma, caen a mis petalitos   
Aquella pena, que deja mi corazón blandito   
Aquella pena, me lleva a mis recuerditos   
    
 Munayi Pachas se conmovió con la melodía de esa canción y no se resistió en preguntarle:    
–¿Por qué lloras hermosa flor?    
–Penas, penas de un amor que ya no está y que ya no existe.   
–¿De un amor que ya no está? Preguntaba Munayi…   
–Sí, de un príncipe que existió hace muchos años y quedó convertido en un bello volcán dormido, mientras yo soy el recuerdo de una princesa del pasado que plasmó su amor en una humilde flor y quedo convertida en la hermosa flor que los lugareños la llaman la flor del Texao como símbolo de su pueblo.   
–Oh ya veo, y esa flor eres tú?
– Si soy yo– Y la flor encogió sus pétalos en actitud de humildad.
¿Quiénes les hizo esa maldad? – preguntó iracunda Munayi.   
–Fueron los odios y venganzas de pueblos que buscaron el poder y persiguieron al verdadero amor para destruirlo– contestó de manera triste el Texao.   
– Pero ya pasó mucho tiempo – decía Munayi. Y es que entendía que los amores imposibles del pasado quedaban atrapados en este mundo.  
–Sí, pero ese rencor no se olvida, es una pena interior que nace del corazón– decía tristemente el Texao.  

   Mientras la flor del Texao miraba la acequia con agua cristalina que pasaba por debajo de sus enredaderas, dos lágrimas caían en ella, una lágrima formaba el rostro del príncipe y la otra lágrima el rostro de la princesa, que se unían en un beso apasionado dejando que la corriente comenzara a llevarse desfigurando esos rostros como un recuerdo del pasado.  

   Munayi, no sabía cómo responder ni que hacer para ayudar a esa pequeña y hermosa flor, luego ella meditaba muy pensativa y reflexiva mirando al Inti (Dios Sol de los Incas) como repitiendo esa costumbres de sus Taitas, como si ese Dios desconocido que sabían que era mucho más grande que el Sol, buscaba una apoyo, una ayuda que le permitiera dar al Texao. Ella decía al Inti:  

–Amado Dios, más que Sol eres Eterno e infinito de todo lo que existe y existirá, ayúdame cómo puedo ayudar a mi pequeña flor del Texao, que se encuentra muy triste.  

   Luego de un breve silencio, Mayuni sentía como latía su corazón, Pan, Pan … Pan, era extraño como si su propio corazón le quisiera decir algo. El Texao al verla muy preocupada por su situación le dijo:  

–Amiga, pequeña niña, no se preocupe por mí, siga su sendero, déjeme con mi tristeza, que mi corazón solitario siempre ha permanecido así.  

   Pero Munayi Pachas miraba aquella flor con mucha ternura, era como si su pensamiento ya estaba encontrando las palabras adecuadas para ayudarla y sin mucho esfuerzo comenzó a cantar una canción con una melodía muy bonita:  

Pan pan Pan pan…
Panpachana el corazón  
Panpachacuna a ti misma  
Que la pena queda olvidada  
Para tener un corazón bonito.  
   
   La expresión del Texao cambió, era como si esa melodía convirtiera sus penas en alegrías, y se preguntaba que significaba esas palabras tan extrañas, pero que encerraba una entonación de mucha fuerza en sus pétalos, haciéndolos más vigorosos y llenos de color.  
   
Y como si leyera los pensamientos del Texao, Muyani le explicó con su tierna voz:  

–Es el lenguaje de mis taitas, Panpachana es perdonar y Panpachacuna es perdonarse; perdonar a los demás y perdonarse así misma, es la única manera que la nostalgia del corazón quede sanada.  
–Perdonar y perdonarse, que profundas palabras, entiendo lo que me quieres decir– decía el Texao.  
   
   Una pequeña sonrisa se reflejaba en la flor del Texao cuyos colores se hacían más intensos entre naranja, amarillo y rojo. Y el corazón de Munayi Pachas comenzaba a latir de nuevo con ese Pan, pan … Pan; y comprendía que ese sonido que salía de su corazón había impulsado a que salieran esas palabras del perdón: Panpachana y Panpachacuna. Y solo el perdón sale de algo que es poderoso y bueno, como recordaba a sus Taitas cuando le pusieron por nombre Munayi que significaba amor.   

–Solo del verdadero amor sale el perdón–dijo en voz alta Munayi Pachas.  
   
   El Texao también meditaba y comprendía, hizo una pausa, miró al volcán dormido que simbolizaba al príncipe, luego miró al cielo y desde el interior del corazón que guardaba las penas de la princesa dijo:  

–Príncipe y Princesa, descansen en paz, perdono y me perdono, que su amor sea libre como el viento y vayan al cielo donde estarán en paz con el verdadero Dios.  

   Luego una paz inundó el corazón de la flor del Texao, como si un gran peso se iba de sus pétalos, miró cariñosamente a Munayi Pachas y ella también la miró como si a través de la mirada se comunicaran, y en un abrazo de amistad comenzaron a cantar esa hermosa melodía del perdón: 

Pan pan Pan pan…
Panpachana el corazón  
Panpachacuna a ti misma  
Que la pena queda olvidada  
Para tener un corazón bonito.  
  
   De esa manera terminaron alegremente, donde Munayi Pachas cuidaba aquella campiña hermosa con todas su plantitas y árboles incluida su gran amiga el Texao, mientras aquella flor era la más admirada cada día como símbolo representativo de la paz, que invitaba a los habitantes de aquel lugar a olvidarse de sus rencores y perdonarse mutuamente para vivir con alegría cada día.

*** EL FIN***
Elaborado el viernes, 10 de abril de 2015

viernes, 2 de enero de 2015

Felipa y la bata mágica

   En una ciudad del tiempo presente, vivía una chica muy lista que le gustaba la moda, pero ella pensaba que no tenía las cualidades físicas de otras mujeres que participaban en los concursos de belleza, y uno de sus sueños era llegar a ser una gran modelo profesional, porque le gustaba sentirse exitosa en ese ritmo de vida que llenaría sus expectativas con el mundo de la moda.

   Un día leyó en el periódico que el concurso de belleza de la ciudad empezaría dentro de una semana y ella deseaba participar en el certamen. Tenía muchos deseos de concursar, pero antes tenía que mejorar su apariencia física, para ello, pensó visitar un salón de belleza.

   Felipa se dirigió al salón que quedaba cerca de su casa y los estilistas analizaron su caso, le recomendaron bastantes tratamientos faciales, teñido de cabello, manicure y pedicure entre otros. Ella se dio cuenta que el tema de la belleza era demasiado costoso y prácticamente escapaba de su presupuesto, el cual representaba la mitad de sus ingresos.

   Felipa echó una mirada a la revista de modelos que se presentarían al concurso y observó lo que era obvio, la belleza de las otras chicas era mejor, miró su rostro en un espejo y no tenía la gracia y dulzura natural de aquellas modelos, ¿cómo podría competir contra ellas?.

Ella misma se decía:
–¡Cómo quisiera tener una hada madrina para que me haga bella como aquellas modelos!

Vanas imaginaciones en su tonta cabeza pensaba ella.
–Tonta soy en pensar en los cuentos de hadas.

   La realidad aparentemente mostraba lo imposible, que era tener algo que no posee, en este caso la belleza física. Ella recordaba de niña que su difunta abuela materna le regaló una bata rosada muy especial y mágica, para que cuando ella cumpliera los 18 años de edad, la pudiera usar y eso le daría una belleza especial.

   Comenzó a buscar ese baúl de la abuela donde estaba guardada la bata rosada y sacando prenda por prenda la encontró, estaba bien dobladita y en buen estado, tal como se la dejó su abuela, la volvió a doblar con mucho cariño y se preguntaba:
– Cómo pudo hacer mi abuela algo tan bonito y a mi medida?

   Su abuela se proyectaba que cuando ella tuviera edad de señorita le gustaría mucho, y quería dejar como marca el amor que se reflejó en esa bata dándole un toque mágico de ternura.

Ella estaba media pensativa con la bata y al fin se dio ánimo diciendose asimisma:
– ¿Por qué no? Voy a inscribirme en el concurso de belleza. Nada pierdo.
 
Es así que Felipa llenó lo formularios para el concurso y los presentó a la Organización del concurso de belleza de la ciudad, el cual le comunicaron para el día de mañana se presentase a un casting de fotos preliminar para su participación.

– ¡Tan pronto!, no puedo creerlo, y no estoy preparada– se decía Felipa de manera muy preocupada.
Regreso a su casa, y en su dormitorio se estresaba de su participación, pintaba su rostro para verse de mejor manera pero se sentía fea.

– ¡Que voy hacer! ¡Mi participación apesta!

   La pobre Felipa vio el baúl donde estaba la bata que le regaló su abuela y se lo probó, miró al espejo y vio que le quedaba muy bien además que se sentía tan cómoda y abrigada con la bata, que de tanto verse en el espejo le dio un poco de sueño, se dirigió a su cama, y se echó pensando que sería una pequeña siesta pero quedó dormida en un profundo sueño.

Mientras soñaba, miraba que la bata cómo comenzaba a brillar, como que la bata tuviera vida y con voz propia le decía:

–Sonríe, sonríe mucho, no te preocupes que estoy contigo.

   No sabía como describir de como se sentía dentro de sí, era una sensación de tranquilidad, esa frase le calmaba en su interior dándole mucha paz.

Felipa despertó y miró la hora, era las 9 am.
– ¡Oh! cómo me pude quedar dormida, debo prepararme para la sesión de fotos y no estoy arreglada.

   Mientras Felipa se alistaba, pensaba en esa frase que había escuchado en su sueño, esa frase que le daba mucha paz y cada vez que la recordaba ella sonría mucho. Fue al casting de fotos y ella sentía tanta felicidad en su interior que el fotógrafo se quedaba asombrado, y le tomaba de varios ángulos el cual, ella salía muy fotogénica en todas las fotos. Al final el fotógrafo le dijo:
– Bienvenida al certamen de belleza, has sido admitida.

   Felipa dio un grito de emoción, no podía creerlo y es así que muy feliz regresó a su casa, pero para sorpresa de ella la esperaba un Señor, el cual los organizadores del concurso le asignaron un asistente llamado Mathew, el cual era un señor de sesenta años de edad, y Felipa se decía asimisma:
– ¡Oh no!, me han asignado al Matusalén de la moda.

   Pero luego pensó que como ella no era muy bonita como las otras chicas del concurso, le habían mandado un señor mayor mientras ellas tenían los mejores estilistas de la moda.

   Pero lo que no sabía Felipa es que Mathew tenía mucha experiencia, había trabajado como cuarenta años en la moda, aunque ya no era muy rápido como antes, tenía un gran criterio para la belleza. Al observar a Felipa, se dio cuenta que era una belleza en bruto que tenía que trabajar en ella.
–Disculpe. 

Mathew se presentó ante Felipa diciéndole:
–Señorita Felipa, no se preocupe, soy su asistente, yo la voy a poner muy linda.

   Felipa sonrío, se sentía extraña a pesar que ella había tenido ese prejuicio por la edad de Mathew, confiaba en él, era extraño que a partir de haber encontrado aquella bata todo le iba saliendo muy bien, parecía que esa bata tuviera un efecto mágico en ella.

   Al día siguiente, en el lugar del certamen de belleza, Mathew observó la maleta de Felipa y miró la bata que llevaba entre sus pertenencias y le llamó mucha la atención ese toque rosado que luego le inspiró para maquillar a Felipa. Empezó arreglarla, utilizando todos los secretos de belleza que él conocía, y cuando terminó vio su obra maestra y quedó muy contento porque se la veía muy hermosa.

Y Felipa abrió los ojos diciendo:

– ¡Oh Dios mío! !Mathew que hermosa me has hecho!, discúlpame Mathew yo pensé mal de ti considerándote desfasado en la moda pero eres un gran artista.

– ¡No Señorita Felipa!, no se preocupe a veces a mi edad dicen cosas muy feas de mí, más bien su bata rosada me ha inspirado y creo haber acertado en su maquillaje, ya está lista para concursar, vaya a desfilar.

   Felipa le dijo que esa bata la había hecho su abuela y luego se fue a desfilar muy contenta contra las cincuenta concursantes que estaban participando, ella sonreía mucho, recordaba esa sensación como si tuviera su bata puesta, y comenzó a pensar que se trataba del amor que su abuela le había puesto en esa bata y que ese amor contagió a Mathew, y gracias a ello la arregló muy bella, en el fondo pensó que es el resultado del amor en las cosas que uno hace por los demás. 

   Pasado el tiempo del concurso, el jurado comenzó a dar el resultado de las cinco finalistas, entre ellas se encontraba Felipa, ella se maravillaba, pero en el fondo sabía que era resultado del esfuerzo que había puesto Mathew en ella y la motivación que tenía en el recuerdo de su abuela a través de esa bata mágica.

–Señorita, ya ve, se encuentra dentro de las cinco finalistas y esa bata que tiene ahí parece ser mágica porque me ha dado más ideas con esas estrellas que tiene la bata para ponerla más linda.

   Felipa solo pensaba en ello, cómo esa bata estuviera inspirando a Mathew, y él la maquillaba dándole una especie de contraste celestial que al mirarse al espejo parecía un ángel del cielo; ella continuaba pensando y es que meditaba que debía perdonarse así misma porque cuando recordaba cómo se sentía en un inicio tan pesimista y como se autosugestionaba tan negativamente pero ahora se sentía  bien y veía que su corazón ahora estaba concentrada en ofrecer amor a través de su belleza independientemente si ganara el concurso que ahora lo consideraba algo superficial.

Y es así que empezó el concurso con las cinco finalistas, cada una tenía que contestar una pregunta.

A Felipa le tocó la siguiente pregunta:
– ¿Qué mensaje le darías a las personas presentes?

Y Felipa se la veía muy pensativa, tenía que ser un mensaje corto pero con gran sentido  y respondió:

–Mi mensaje es que nunca dejen de soñar, luchen por sus sueños, y empiecen en su interior librando esa batalla que nosotros mismos nos saboteamos, y no permitan que suceda eso, la única manera es ofreciendo nuestro amor de manera mágica en todo lo que hacemos a los demás.  

   Ese mensaje rompió en un aplauso espontáneo de las personas presentes demostrando que les gustó mucho lo que respondió.

   Luego una vez finalizada la ronda de preguntas comenzó a darse el veredicto del jurado mientras empezaban a dar el resultado de las finalistas, ella veía que estaba quedando entre los dos primeros lugares y su compañera le agarró la mano, Felipa le sonrió y le apretó un poco la mano para darle fuerzas porque la sentía nerviosa; Felipa solo se contentaba con quedar en el segundo lugar, ya era suficiente lo que había hecho para llegar a la final pero también se decía que tenía que luchar hasta el último, porque su sueño era ser una modelo profesional y que una vez ganado el concurso la convertiría automáticamente en lo siempre había soñado.

   En ese momento que se hacía muy largo para dar el nombre de la ganadora, escuchó finalmente su nombre como Señorita Felipa la reina del concurso de belleza de la ciudad y también la nombraron como la mejor modelo fotogénica del concurso. Se le salieron las lágrimas, le pusieron la corona y el cetro de Reina,  en ese momento Mathew se acercó, y le puso la bata, se la veía muy bien, parecía una capa de Reina que para el público nunca adivinó que se tratara de una bata.

Felipa se decía así misma mirando su hermosa bata:
– En verdad es una bata mágica, llena de gran significado, inspirada en el amor de mi abuela y que muestra una belleza que inspira a los demás, y que también me hace sonreír desde el corazón.

   De esa manera Felipa vivió muy feliz, convenciéndose que todo es posible hacer en la vida mientras uno se lo propone hacerlo, y cada noche se ponía su bata mágica inspirándose en qué más puedo hacer por los demás.

*** EL FIN***
Elaborado el viernes, 2 de enero de 2015

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Los Árboles del tiempo


  En un hermoso bosque, convivían tres poderosos árboles, cada uno de ellos tenía una habilidad sobrenatural, muchos animales que vivían en aquel bosque sabían de su existencia y corrían a consultarles cuando tenían problemas. El primer árbol se llamaba Mayan, tenía ramas con hojas de color plata, este árbol tenía la capacidad de ver el pasado, y algunos animales le consultaban sobre temas que habían olvidado; el segundo árbol se llamaba Mican, tenia hojas de color verde como cualquier árbol normal y su habilidad era ver el presente cercano, pero pocos animales del bosque le iban a consultar y el último árbol Meridiac, tenía las hojas de cristal y la capacidad de ver el futuro, siendo el árbol más popular y visitado por muchos animales ya que les daba mucha curiosidad conocer su destino.

   Un buen día mientras los árboles tomaban los nutrientes de la tierra para alimentarse, el árbol Meridiac comenzó a ufanarse de ser el más famoso del bosque, mientras su colega el árbol del pasado era poco consultado y ni que hablar del árbol del presente. Mayan lo miraba y movía sus ramas diciendo:

–Meridiac, no seas soberbio, no debemos ufanarnos de los dones que hemos recibido. Siempre debemos aprender con humildad de nuestro pasado.

Mican añadía al comentario:

–Lo importante es vivir como si no tuviéramos estos preciados dones, vivamos siempre con amor el presente.

Meridiac se reía y respondía burlonamente:

–Tontos, los animales del bosque me consultan más a mí, porque les digo su futuro.

Tanto Mayan como Mican optaron por no hacerle caso y se fueron a conversar con los pajarillos que se posaban en sus ramas.

   Llegada la noche, mientras Meridiac dormía tuvo una visión que lo perturbó y despertó con un grito. Y asustado dijo a los demás que había tenido una visión del futuro. Sus compañeros le preguntaron qué era lo que había visto, y él respondió:

–Vi una oscuridad permanente, sombras y tinieblas cubrían toda luz del mundo, era como una noche sin luna ni estrellas, es decir una oscuridad total.

Y ¿cuándo sucederá?, preguntaron sus compañeros:

–No puedo ver el tiempo que sucederá, sólo veo oscuridad, donde pareciera que el tiempo no existe.

   Los demás compañeros preocupados por lo dicho por el árbol Meridiac, comenzaron a utilizar sus habilidades.

   Mayan empezó a revisar en el pasado del mundo, para ver si sucedió algo parecido en épocas lejanas, y muy minuciosamente revisaba cada milenio pasado, pues no detectaba nada parecido a la descripción de Meridiac.

   Mientras Mican también se puso a revisar en el presente si hubiera algún indicio de algo parecido a lo descrito por Meridiac, es decir si estuviera sucediendo en alguna parte del mundo en el tiempo presente, cuando pasó algunos minutos, detectó ese evento en los limites del universo, era una oscuridad que rodeaba a todo el universo, trataba de entrar mentalmente en esa oscuridad pero no podía, era una zona de tinieblas donde no existía el tiempo.

Mican les describió lo que pudo ver y Mayan tuvo una idea diciendo:

–¡Claro! revisaré el pasado del universo hasta llegar al punto de su creación.

   Y así lo hizo, comenzó a retroceder mentalmente en el tiempo y llegó al punto de la creación y pudo percibir que antes de la creación existía la oscuridad completa, no existía el tiempo, ni las cosas materiales, ni ideas, ni pensamientos, era prácticamente la nada; por lo tanto ya no podía retroceder mas allá de ese punto del inicio del tiempo.

   Tanto Mayan, Mican y Meridiac concluyeron que era la oscuridad total, donde no existe el tiempo, y la materia se diluye en ese vacío tan extraño, que pareciera que el mundo sería consumido por las tinieblas y llegaría a su fin.

   Los animales del bosque se enteraron de esa visión e iban a preguntarle a Meridiac cuando sucedería ese evento, pero el antes orgulloso ahora preocupado Meridiac les decía:

–No lo sé, no puedo ver cuando sucederá ello.

Y los animales del bosque le decían:

–¡Buuu!, no eres tan poderoso como pensábamos.

   Meridiac herido en su orgullo y para no quedar mal les dijo que ese evento sucedería dentro de tres años, a pesar que era una mentira, Meridiac trataba de decirlo sin titubeo para convencerse que así sucedería. Luego los animales del bosque se fueron agradeciendo a Meridiac y preocupados, aunque faltaba tres años para que sucediera, muchos animales ya comenzaban hacer planes de como vivir el tiempo que les quedaba.

   Mayan y Mican cuestionaron a Meridiac, porque ellos percibieron que él mentía y se molestaron mucho distanciándose de él diciéndole:

–Cómo puedes mentirles de esa manera, nosotros sabemos que estos eventos catastróficos demoran en realizarse, sin que tengamos tu habilidad para ver el futuro, eso sucederá dentro de miles de años.

   Mayan y Mican se fueron a vivir a una colina lejos de ahí, y Meridiac se quedaba solo en ese bosque escondido. Llegada la noche comenzaba a tener esas visiones de oscuridad, sobre oscuridades tenebrosas , como una especie del reino de la nada y del sinsentido que no entendía, y él se decía:

–Sigo teniendo esas visiones, pero no sé cuando se realizará, y ¿qué puede significar?, no entiendo. Pero espero que todo marche bien.

   Con ese pronóstico de que el bosque se acabaría dentro de tres años, los animales del bosque de diversas especies hacían fiesta, derrochando los recursos del bosque, esto lo hacían todos los días diciéndose:

–El mundo se va acabar, hay que vivir la vida que nos queda.

   Meridiac recapacitando sobre lo que estaba ocurriendo y como los animales del bosque se dejaban llevar por sus impulsos, depredando todos los recursos del bosque, donde la causante de tal comportamiento era la oscuridad interna que a traves del miedo se iban apoderando de todos ellos, entonces Meridiac los convocó de manera urgente.

   Los otros árboles del tiempo tanto Mayan como Mican también fueron a esa reunión que convoco su compañero Meridiac, todos los animales del bosque fueron a ver a
Meridiac. Y una vez todos reunidos comenzó hablar diciendo:

–Amigos del bosque me siento muy mal por lo que he provocado, en mi orgullo de sentirme el árbol mas importante por tener visiones del futuro, he cometido un mal hacia todos ustedes. He tenido visiones fatalistas del futuro, pero la verdad que no sé cuando sucederá, mas bien en mi temor de ser rechazado, les di una fecha que sucederá dentro de tres años, pero es mentira, no se la fecha real, perdónenme por haberles dicho esto sin reflexionar sobre las consecuencias que esta ocasionando.

Todas los animales del bosque se sintieron burlados, diciéndole a Meridiac:

–¡Eres un falso! ¡Árbol del futuro!, nos has hecho creer que esto estaba por suceder dentro de tres años.

   En eso Mayan y Mican se pusieron a meditar sobre lo que estaba aconteciendo, que luego de unos minutos tomó la palabra Mayan (el árbol del tiempo pasado) diciendo a los animales del bosque:

–No se alteren animales del bosque, nuestro amigo Meridiac ha mostrado un arrepentimiento sincero, mas bien esa oscuridad que les dice, si existe en el universo y no se cuestionen de cuando sucederá eso, mas bien preocúpense por ser mejores, recurran siempre al creador de todo lo creado, pidiéndole que nos ayude en los momentos que más necesitamos, teniendo armonía con la naturaleza del bosque; mas bien esto nos has servido para darnos cuenta que la oscuridad la traemos nosotros en nuestro interior con nuestros miedos, y hemos visto como han reaccionado ante una posible fecha del fin del bosque, compórtense animales del bosque a la altura de su especie porque sino caerán en la desesperación que es el reino de la nada y del sinsentido.

Luego Mican, el árbol del tiempo presente, tomó la palabra:

–Animales del bosque, aprendamos a vivir el presente, tomando la experiencia del pasado y teniendo previsión del futuro, sin obsesionarnos de lo que pasará en nuestra vida futura, vivamos en armonía con la naturaleza del bosque, nuestro creador no desea que seamos creaturas miedosas, sino mas bien seamos creaturas que admiremos su creación.

   Luego los animales del bosque se fueron dubitativos, porque siempre existía en su interior el miedo del fin del bosque, pensando en esa fecha y mas bien prefirieron esperar que llegara ese momento dentro de tres años. Mientras Mayan y Mican tomaron de las ramas de Meridiac y se fueron a un lugar alto y escondido del bosque a permanecer ocultos ante los demás.

   Pasados los tres años, llegada la fecha, gran parte de los animales del bosque estaban esperando que suceda algún "evento" que indicara el fin del bosque, esperaron y esperaron todo el día y finalmente nada sucedió.

Uno de los animales del bosque que era el mas viejo de todos, habló ante sus compañeros diciendo:

–¡No ha sucedido nada!, nuestro árbol Meridiac nos dijo la verdad, y lo reafirmaron Mayan y Mican, vamos a pedirles disculpas.

   Cuando llegaron a la parte alta y escondida del bosque, no encontraron ninguno de los tres arboles del tiempo, mas bien había un árbol alto que abriendo sus ojos por la presencia de los animales les dijo:

–¡Oh animales del bosque! ¿a qué se debe su presencia?

   Como el aspecto de este árbol les daba mucho miedo porque era muy alto y con voz tenebrosa, no le respondían.

–¡Vamos!, no teman animales del bosque que no les haré daño, y sino me dicen nada me voy a enojar.

   Y el mismo animal mayor que habló a las demás para buscar a los árboles del tiempo, tomó valor para hablar y dijo:

–¡Oh buen árbol! no venimos a molestarlo, sino que venimos a pedir disculpas al árbol Meridiac porque cuando nos confesó que la fecha del fin del bosque no iba a suceder y que mas bien él estaba arrepentido por habernos mentido, mucho de nosotros seguíamos pensando en esa fecha y esperamos estos tres años para ver si sucedía, pero hemos visto que no ha pasado nada.

–Ya veo creaturas del bosque, que bueno que así lo piensen, Meridiac ya no esta con nosotros, ni Mayan, ni Mican.

Los animales del bosque se entristecieron y preguntaron:

–Cómo así, ¿Qué paso con ellos?, no puede ser que ya no estén con nosotros.

–No se alarmen mis queridos amigos, ante el arrepentimiento de Meridiac por lo sucedido, los tres árboles del tiempo decidieron unirse en un solo árbol que soy yo y mi nuevo nombre es Mamime, que son las iniciales de los tres árboles: Mayan, Mican y Meridiac.

–¡Oh! exclamaron los animales del bosque y continuaron diciendo:

–Ahora quién nos podrá hablar del futuro, del presente y del pasado; los valorábamos mucho y fuimos muy injustos con Meridiac e indiferentes con Mayan y Mican.

–Mis estimados amigos del bosque, ya no deben preocuparse sobre qué sucederá en el futuro, aprendan a vivir en el presente y tomen las experiencias de su pasado, como les dijeron los árboles del tiempo en su momento; ahora la unión de aquellos árboles me han convertido en el árbol del eterno presente, como símbolo de que todos debemos vivir el Hoy y el Ahora, valorando todo lo que tenemos a nuestro alrededor. ¡Ahora todo estará bien! exclamaron los animales del bosque.

   Y de esa manera los animales regresaron al bosque, aprendieron la lección que les dijo el nuevo árbol Mamime, de no estar obsesionados con el tiempo; mas bien todos somos temporales en este mundo del bosque y debemos aprender a vivir en armonía, valorando cada minuto de nuestra existencia y cuando llegue los momentos de incertidumbre y oscuridad interior debemos apoyarnos unos a otros. Finalmente los animales del bosque vivieron muy felices, tomando en cuenta los consejos del árbol del tiempo eterno.
~~~EL FIN~~~
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Elaborado el lunes, 30 de diciembre de 2013
lapm (AQP Dic 30, 2013)

jueves, 6 de noviembre de 2014

Los Pececitos Quiles y Tina


   En un pequeño acuario de una casa, había dos pececitos Goldfish que eran muy llamativos para la familia de aquel hogar, eran las mascotas que el Papá del pequeño Felipe les compró como regalo de Navidad; esos pececitos se llamaban Quiles que tenía sus escamas de color rojo y Tina de color amarillo, los cuales disfrutaban del pequeño acuario jugando con las burbujas que se elevaban por encima de ellos y reventaban al salir del agua o también jugaban con pequeños juguetes que estaban en el fondo de la pecera, como aquel barco pirata hundido, el cual los pececitos nadaban a través de una abertura del barco y era muy divertido jugar ahí.
Mientras los pececitos de colores nadaban juntos, el pececito Quiles comenzó a conversar a la pececita Tina:
–Sabes Tina, me encanta este lugar, es cómodo, nos provee todo lo que necesitamos, no nos podemos quejar.
–Sí, tienes razón Quiles, pero siento que nos falta el cariño del pequeño Felipe y de su hermanita, te acuerdas que nos compraron en aquella tienda navideña como regalo para ellos.
–Es verdad Tina – respondió Quiles y Tina continuó conversando...
–En aquella oportunidad recuerdo sus ojos grandes que junto a su hermanita parecían cuatro lunas y ¡cómo nos observaban!, mirándonos con cariñosa curiosidad, pero ha pasado el tiempo y solo su Papá se acerca para atendernos.

Quiles respondió:
–Bueno Tina, la verdad que no me sorprende, los niños humanos son muy cambiantes en sus gustos, un tiempo les gusta un juguete y después se aburren, para luego buscar otros juguetes que les de diversión.

Tina añadió:
–Puede ser, a veces son cambiantes en sus gustos, pero uno debe ser considerado en cuidar las cosas que le regalan, vamos a mirar que está haciendo el pequeño Felipe.

   A través del vidrio del pequeño acuario, observaron a Felipe sentado al lado de su hermanita, mirando atentamente una caja que mostraba imágenes continuas de colores, era aquel invento de los humanos llamado Televisión que cautivaba a muchos niños.

¡Qué extraño juguete! – decía Tina y continuaba diciendo – ¿nos ha reemplazado por eso?, parece que los colores de aquellas imágenes que genera ese aparato les llama la atención, porque parecen ser muy reales, pero veo que no interactúan con aquel juguete, tanto Felipe como su hermanita permanecen inmóvil.

Quiles de manera pensativa decía:
–Es extraño que los humanos inventen juguetes que los tenga muy ensimismados, es como que se ha creado una especie de dependencia que llene su tiempo de ocio y buscan algo que los satisfaga en el fondo de sus almas.

   El papá de Felipe pasaba por ahí, y les movía la cabeza como indicándoles que mucho tiempo ven Televisión y miraba la pecera como aquel regalo que les dio con mucho amor, le recordaba aquel regalo que ansiaba de niño y quería que sus hijos disfrutaran lo que él no pudo tener.

Tina respondía con una reflexión:
–Me parece que la dependencia con esa caja extraña se debe que en el fondo de sus almas existe un vacío que quieren llenarlo, ese vacío que ningún juego puede llenar, es una especie de enfermedad vegetal.

Y Quiles sorprendido por la reflexión respondía:
–¿Enfermedad vegetal?, si los humanos no son plantas, como pueden tener aquella enfermedad. –Jajaja, me refería que Felipe con su hermanita se quedan inmóviles como las plantas frente a esa caja extraña– dijo Tina. –¡Ayaaa!, porque las plantas están llenas de vida y crecen en silencio dando sus frutos – respondió Quiles. –Es verdad Quiles, tal vez les falta eso, algo que les de vida para rescatarlos de esa modorra interior que sufren los niños humanos.

   Mientras los pececitos seguían observando como Felipe y su hermanita permanecían por horas inmóviles frente aquel aparato de imágenes (Televisión; los pececitos se aburrieron y decidieron pensar en alguna alternativa para llamar la atención de aquellos niños, mientras a la vez Quiles y Tina aprovechaban de jugar atravesando el barco pirata del acuario dando varias vueltas hasta cansarse.

   Al día siguiente, Tina seguía pensando en como llamar la atención de aquellos niños, mientras Quiles comía las pequeñas larvas que les lanzaba el papa de Felipe al acuario y eran muy deliciosas para él. A pesar que Tina se preocupaba como hallar una solución para que los niños dejaran de ver aquel juguete que los dejaba inmóviles, sentía que pronto llegaría una solución.

   Tina reflexionaba como ayudar a los niños ya que estaban muy cautivados por aquel juguete de imágenes, pensaba que aquello les afectaría en su vida futura y perderían aquel don de la vida de sorprenderse por las maravillas que existen a su alrededor, como admirar la belleza de la naturaleza o alegrarse de tener un papá bueno que se preocupe por sus necesidades.

   Quiles siempre observaba a Tina en estas divagaciones y también él quería ayudarla en su proyecto de como hacer que los niños se fijen en ellos y ya no estén inertes sentados mirando imágenes que no eran provecho para los niños.

   Un día mientras Quiles nadaba cerca de unas pequeñas rocas, notó que cuando sus escamas rozaban aquellas rocas, salían unos destellos de color rojo y su cuerpo se hacia mas brillante y se decía a sí mismo:
–¡¡¡Que extraño!!!, estas luces salen de mi cuerpo con el roce de estas rocas, iré a buscar a Tina.
Es así que Quiles fue nadando a buscar a Tina que estaba comiendo unas alguitas en la superficie del agua, y como iba muy veloz chocó con ella.
–¡¡¡Quiles!!!, ten cuidado por donde nadas, me haz asustado. –Disculpa Tina, lo que pasa que he encontrado en el fondo de la pecera unas rocas que me hacen brillar y salen luces que se refleja en el vidrio del acuario. –Tienes razón Quiles, tus escamas se ven medias brillantes, pero ¿luces?, ¿cómo puede ser posible ello?. –Vamos Tina, para que veas.

   Y Tina nadó con Quiles hacia esas rocas pequeñas, ella sentía que tal vez podía tener la solución de lo que ella buscaba, y cuando llegaron al lugar, Tina comenzó a observarlas.

–Estas rocas tienen algo especial, como una especie de pigmento brilloso –decía Tina.

   En eso Tina comenzó a rozar las rocas con sus escamas y veía que salía una luces de color amarillo, y Quiles también hacia lo mismo saliendo luces de color rojo, lo que Tina concluía diciendo:
–¡Vaya, vaya!, estas rocas hacen que haya destellos de luz según el color de nuestras ¡escamas!

Quiles respondió a Tina:
–Son luces de color muy bonitas que se reflejan en el acuario, sigamos jugando con esas rocas brillantes.

   De esa manera Quiles y Tina, nadaban varias veces frotándose en la rocas, generando luces de color rojo y amarillo en el entorno acuoso, y eso le daba un aspecto muy colorido al pequeño acuario, también nadaban a través del barco pirata que lo iluminaba por dentro haciéndolo mas vistoso.

–¡Qué hermoso y qué bonito! son esas luces que reflejan el color de nuestras escamas. Dijo Tina.

   El pequeño Felipe que estaba sentado al lado de su hermanita viendo Televisión volteó por los destellos de luz que se reflejaba en la pared y con su hermanita corrieron a ver aquel espectáculo tan llamativo en el acuario de la casa. En eso Tina y Quiles se percataron de la presencia de ellos y Quiles dijo:
–Mira Tina, son los niños que nos observan, sigamos rozando las rocas.

   Y los niños se entretenían viendo ese espectáculo de luces, que el Papá de Felipe se acercó para mirar también. Felipe como su hermanita le preguntaban:
–Papá, ¿que es eso?, ¿porqué los pececitos brillan?

   El Papá, observando el fondo de la pecera a las rocas brillantes y dándose cuenta de la procedencia de ese espectáculo maravilloso, quiso aprovechar el momento para darles una enseñanza a sus queridos hijos.

–Mis queridos hijos, así como estos pececitos irradian luz cuando rozan esas rocas brillantes, de la misma manera nuestro interior refleja una luz especial que son de las cosas que más amamos y le dedicamos mas tiempo. Si las cosas que amamos son buenas y bellas irradiamos una luz brillante y hermosa hacia los demás, pero de lo contrario si son cosas que no le damos buen uso y perdemos nuestro tiempo en cosas malas no vamos a reflejar ninguna luz hacia nuestro seres queridos.

Los niños impresionados y entendiendo el mensaje, Felipe le dijo:
–Papá, perdónanos, no queremos reflejar lo que vemos en la televisión y no es bueno para nuestras vidas, mas bien queremos reflejar nuestro amor hacia ti, tú siempre nos cuidas y estas pendientes de nosotros, a partir de ahora vamos a obedecerte y cuidar nuestra pecera con los pececitos Quiles y Tina que son muy bonitos.

   El Papá, la hermanita y Felipe se abrazaron mirándose entre sí, como si hubieran recibido un regalo invisible de Dios; luego miraron a los pececitos Quiles y Tina cuando reflejaban esas hermosas luces de colores en el acuario produciéndoles mucha alegría. Y Tina le dijo a Quiles:
–¡¡¡Mira Quiles!!!, lo hemos logrado, ahora nos prestan atención.
–Sí Tina, es un milagro y veo que nos miran con mucho cariño, de verdad que estas luces les produce mucha felicidad a ellos.

   De esta manera Quiles y Tina vivieron muy felices en el pequeño acuario, compartiendo con la familia de Felipe que ahora sí les prestaba mucha atención y cariño, irradiando en cada uno de los integrantes de la familia, la luz brillante de un corazón bondadoso.

***EL FIN***
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Elaborado el martes, 19 de noviembre de 2013
lapm 26/11/2013

sábado, 1 de noviembre de 2014

El Sueño de Angelito

 
   Es noviembre, aún es primavera en el hemisferio sur, es de mañana, los pajarillos cantan muy alegremente; a pesar de ello, el niño Angelito que vive en el segundo piso de la casa de la esquina del barrio, no se levanta todavía. Angelito es un niño muy listo e inteligente para su edad, además muy creyente en Dios. Este día algo ocurre con él, ya es tarde, su Mamá Juanita se impacienta y con voz fuerte grita: 
¡Angelito, levántate, ve a comprar el pan!

   En eso Angelito se despierta de su sueño profundo por el llamado de su madre, que por cierto podía levantar a cualquier muerto. ¡Chispas y rayos ya ha amanecido! – Angelito se decía asimismo y continuaba diciendo– ¡Que extraño sueño tuve hoy día!
Mientras Angelito salía a comprar el pan, caminaba por la calle recordando el sueño que le inquietaba:
“Un platillo volador bajaba del cielo y de aquella nave espacial salió un ser de color verde con un ojo de color gris y el otro de color guinda, el extraño ser comenzaba hablarle en un lenguaje no entendible, el cual emitía los siguientes sonidos: ziiip, zapp, tatata… en ese momento, el extraño ser le agarró el brazo y se despertó”; ¿Qué significará este sueño? - se preguntaba Angelito de manera temerosa. 

   Mientras Angelito desayunaba, recordó que en una ocasión vio un documental de extraterrestres por televisión y que tal vez como decían los eruditos del tema de Ovnis (Objetos voladores no identificados), estos seres del espacio exterior pudieran haber estado contactándose con él.

   Luego Angelito tenía su catequesis en la parroquia dentro de media hora, así que se apresuró para alistarse y se embarcó en el primer micro que pasaba por la calle. Durante el trayecto se deleitaba como el viento que entraba por la ventana, acariciaba su cara y él cerraba los ojos tratando de contactarse con el extraterrestre del sueño, pero escuchó que el cobrador del micro preguntaba si alguien bajaba en el paradero de la parroquia y Angelito gritó: ¡Baja por favor!, el micro se detuvo frenando precipitadamente y el niño Angelito bajó deprisa justo cerca a la puerta principal de la parroquia. 

   Unos compañeros de la catequesis que pasaban por ahí comentaban que en la madrugada vieron unas luces en el cielo y parecían ser los famosos Ovnis, Angelito al escuchar ese comentario se le hizo un nudo en la garganta y un escalofrío de temor por todo el cuerpo tan fuerte que dijo:
– Chispas y rayos, puede ser cierto, ¿me habrán visitado aquella noche mediante sueños?, ¡qué miedo!
Y Angelito entró a la parroquia y se sentó en las bancas delanteras medio dubitativo. El catequista Osvaldo al verlo le dijo:
–Angelito, ¿te sientes bien?
–Sí, don Osvaldo, son solo pensamientos que me vienen a la mente relacionado a un sueño que tuve.
–Ok, Angelito, espero que haya tenido un sueño bonito, pero justo hablaremos hoy día algo relacionado a los pensamientos, estad atento…

   Y una vez que todos los niños estuvieran sentados en las bancas comenzó hablar el catequista acerca del noveno mandamiento: “No consentirás pensamientos ni deseos impuros”. Angelito escuchaba atentamente lo que decía el catequista pero le llamó la atención una parte de la catequesis:
“Niños estad atentos de sus pensamientos, muchos pensamientos nos inquietan, nos apartan de Dios. Estad vigilantes de todo lo que entra en su mente y su corazón. Si estos pensamientos te apartan de Dios es que algo anda mal. Si tienen dudas lean la Biblia, es el mejor medio de comunicación que Dios nos ha dejado entre Él y nosotros”.

   Y terminada la catequesis Angelito se fue a su casa pensando en la catequesis y se decía:
–Vaya, vaya, de repente son pensamientos que tal vez en mi sueño he fabricado, tal vez el documental que vi anoche me haya impactado. Pero ya sé, buscaré en el Internet sobre extraterrestres.

   Llegando a su casa, saludó con un beso a su Mamá Juanita y se dirigió rápidamente a su habitación. Su Madre le dijo: –Angelito, ¡no te olvides de limpiar tu habitación y no estés jugando!, Pero Angelito que tenía tantas dudas en su mente, entró a su ordenador buscando información de extraterrestres. Entró a varios buscadores y salió como resultado varios temas relacionados a ello como: Raza superior que puede ayudar a solucionar nuestros problemas, personas que reportan haber sido raptadas, organizaciones de contacto extraterrestre y varias novelas de ciencia ficción entre otros.

   Angelito estaba tan abrumado de la cantidad de información pero ninguna le satisfacía y de tanto leer se quedo dormido. Angelito comenzó a soñar: 
“Se encontraba en el campo, en las afueras de la ciudad, el mismo platillo volador aterrizó donde se encontraba, era el mismo extraterrestre, esta vez comenzó hablar de modo entendible y le dijo: Angelito, pronto te llevaremos a nuestro planeta, allí existe la felicidad perfecta, nada de sufrimientos…, de repente un trueno fuerte lo despertó”.

–¡Angelito!, te he dicho que limpies y arregles tu habitación – Era la mamá de angelito que al verlo dormido renegaba pero al verlo asustado por su reacción le dijo de manera más cariñosa:
–Hijito, debes ser más responsable, bueno ahora baja al comedor ya está listo el almuerzo, pero después arreglas tu habitación.

   Angelito estaba más preocupado por el mensaje del extraterrestre, y bajo almorzar rápido. Durante el almuerzo miraba a su madre como lo atendía sirviéndole la comida, luego lavaba los platos y después los secaba cantando muy alegremente. Y Angelito le preguntó a su mamá:
–Mamita, ¿tú eres feliz? – su mamá se quedó muy sorprendida por la pregunta muy inesperada de su hijo.
–Angelito, te ha sucedido algo. ¿Porque la pregunta?
–Mamá, si un extraterrestre te propusiera vivir en otro mundo donde exista la felicidad, ¿viajarías?
–Jajaja, Ay Angelito, ¡que ocurrencias!– Dijo su mamá; pero dejó de reírse porque vio que su hijo le preguntaba seriamente y le acarició la mejilla añadiendo lo siguiente de manera amorosa:
–No, mi Angelito, no iría a ningún lado porque tú estás aquí conmigo.
Angelito se quedó muy sorprendido por la respuesta de su mamá porque sintió que le respondió desde el corazón. Luego subio las escaleras de su casa muy meditativo y se puso a limpiar su habitación. Pasadas unas horas tenía siempre en su mente la interrogante de los extraterrestres, esto inquietaba su corazón por la búsqueda de la verdad y se acordó de su catequista que cualquier duda que tuviera consultara la Biblia. 

   Se acordó que en su ordenador tenía la Biblia Electrónica y comenzó a investigar escribiendo la palabra: “Extraterrestre”, demoró unos segundos la búsqueda y salió el mensaje “No se encontró el elemento buscado”. –¡Pero que tonto que soy! –decía Angelito– de repente en esa época no se les llamaban extraterrestres… ¿Cómo le dirían en ese tiempo algo que tiene vida pero que no es de este mundo?, luego tuvo una idea y escribió: “Ser Viviente”, en eso salió de la búsqueda la palabra “Seres vivientes”, Apocalipsis 5:8 “Los cuatro seres vivientes…se postraron delante del Cordero”. 

–Qué extraño que solo sean cuatro seres vivientes, si deben existir millones de extraterrestres. Pero leyendo en la parte inicial del capítulo del Apocalipsis dice: “Juan el apóstol fue arrebatado en espíritu… y se le concedió ver y experimentar una serie de visiones”. 

Angelito de manera reflexiva pensaba en voz alta:
–Entonces esto se refiere mas al mundo espiritual que al material, creo como dice mi catequista no debemos confundir el mundo de lo invisible donde opera Dios y los ángeles, con el mundo material donde esta todo lo visible y creado por Dios. 
Angelito abrió su ventana y miró el cielo, y seguía pensando en voz alta:
–Además si los extraterrestres existieran, serían creaturas creadas por Dios para el bien del Universo y si no, sería un universo creado solo para nosotros. ¡Rayos que egoísta que soy!, en solo pensar un universo para nosotros, pero reflexionando profundamente, también sería una muestra de amor infinito de Dios hacia toda la humanidad.

   Estas reflexiones tenían a Angelito en incertidumbre. Y tomando en sus manos la nave espacial que tenía entre sus juguetes continuaba añadiendo:
–Pero como no hay pruebas de ello y todas son suposiciones, entonces mi sueño también es una suposición o de verdad será que alguien quiere contactarse conmigo… ¡Que dolor de cabeza, estoy confundido!

   Y tirando su juguete cayó en el teclado del ordenador. Angelito preocupado si se había roto fue a verificar que todo estaba bien y vio en su monitor que salió un mensaje en su pantalla:
Mt 12, 33: “Si tienen un buen árbol, su fruto es bueno; si tienen un mal árbol, su fruto es malo. Al árbol se le reconoce por su fruto”, Al terminar de leer el mensaje le impactó mucho y meditando se preguntaba:
–¿Qué fruto me ha generado este sueño?, ¿Qué provecho para mi vida ofrece este interés y esperanza de encontrar vida en otros planetas?
La mamá de Angelito que pasaba cerca de su habitación, escuchó estas interrogantes y entró diciendo:
–Angelito, ¿con quién estás hablando?

   Y Angelito le contó todo a su mamá del sueño que tuvo, lo que estuvo averiguando en internet y los versículos de la Biblia que leyó. Su mamá escuchó detalladamente y se admiró de la capacidad reflexiva de su hijo y le dijo:
–Hijo mío, haz reflexionado muy bien y agregaría unas interrogantes adicionales– Y Angelito ansiosamente decía: –¿Cuál mamá? ¿Cuál es?– Y su madre respondió:
–¿Este sueño te ha generado un acercamiento a Dios?, ¿Has hecho tus tareas del colegio?, ¿En qué has ocupado tu mente todo el día?

Angelito comenzó a comprender lo que le decía su Madre y le dijo:
–Mamá que maravillosa eres, es verdad que he estado pensando mucho en este sueño y me he apartado de mis deberes, me llamaste la atención por haber demorado en limpiar mi habitación y no he hecho aún mis tareas, ahora me concentraré para cumplirlas, pero mami ¿Habrá vida en otros planetas?

– Hijo mío, la verdad no lo sé, solo Dios sabe. Pero de algo estoy segura, que en todo el universo no creo que exista una mamá marciana que te quiera como yo.
Y Angelito abrazando fuerte la cintura de su mamá y mirándola con sus ojos tiernos, le dijo:
–Mamá, sabes una cosa; la próxima vez que tenga de nuevo este sueño y si el extraterrestre me dice para llevarme a otro planeta; yo le responderé: no quiero viajar!, porque las mamás marcianas son feas y Dios me dio la mamá Juanita más bonita del mundo – diciendo esto, la mamá de Angelito le dio un fuerte beso y éste se puso muy contento haciendo sus tareas y soñando en hacer de la Tierra un mundo mejor para todos.
*** FIN ***

lapm (14/04/2013 - 19/04/2013)

Elaborado el viernes, 19 de abril de 2013

martes, 28 de octubre de 2014

El Cuy, la Llama y el Caballo

 
   En un lugar de los andes, donde las montañas tocan el cielo, había un cuy llamado Chunchito que tenía un pelaje de color café con blanco y también había una Llama cuyo nombre era Chonita, que tenía lana de color crema y que en algunas ocasiones brindaba un poco de ella a las tejedoras de la realeza, para adornar al gran Inca de aquel vasto imperio.

   Tanto el cuy como la Llama eran muy amigos y vivían muy felices ya que se sentían las mascotas predilectas del gran Inca, señor del gran Imperio. El Inca les tenía mucho cariño porque fue un regalo de su madre que se lo dio en vida.

   Cuando el Inca viajaba con su corte real, este los llevaba consigo a cada pueblo que visitaba, y siempre se distraía en sus ratos libres jugando con Chunchito y Chonita a las carreras o buscando a Chunchito, que se escondía detrás de algún arbusto.

   Un día llegaron a un pueblo hermoso donde el Inca se detuvo para tomar los baños medicinales, cuya agua caliente brotaba a borbotones y esta se mezclaba con el agua fría del río que la hacía muy reconfortante para él, que viajaba mucho.

   El cuy Chunchito y la Llama Chonita se bañaban en un lugar cercano de los baños y se sentían tan a gusto de tener tantas comodidades. El cuy Chunchito le decía a su amiga la Llama Chonita:
Allillanchu! – que en el lenguaje de los incas significaba un saludo de alegría – Cómo estás? – y Chonita le respondió:
– Me siento esplendida somos las mejores criaturas de nuestro gran imperio, muchas compañeras entre ellas alpacas, llamas y hasta vicuñas me envidian.

El cuy Chunchito añadió: Sí envidia, me tienen envidia, somos los mejores animales del mundo.

   Chonita le dijo de manera orgullosa: somos más que eso, no hay nadie quien pueda superarnos porque somos las mascotas predilectas del hijo del Sol. Y es que en ese gran Imperio eran muy creyentes que el Gran Inca era una divinidad y procedía del Gran Inti.

   Un día Chunchito, observó que traían a un sirviente de la realeza que tenía una fiebre alta y el Gran Inca lo enviaba al chamán del pueblo para que lo cure. Y Chunchito se preguntaba:
– Porque no podrá curarlo nuestro gran Inca, si él tiene poderes.

Chonita, que escucho al Cuy le dijo: 
–Calla malagradecido, no sabes que nuestro Gran Inca no se rebajaría de nivel por un simple sirviente. Y el cuy le respondía dudando:
–Si Chonita, pero me parece extraño que no ayude a su sirviente, él lo haría más rápido que el chamán del pueblo.
–Ya deja de hablar tonterías y come tu alfalfa. Decía la llama Chonita.

   En la tarde de ese día, algo alarmaba a todos los sirvientes del Inca, era la guardia del Inca que venía a verlo y parecían traerle noticias urgentes de que alguien se acercaba; y es que hace unos meses atrás, había recibido noticias de la llegada de unos forasteros de tierras lejanas a su gran imperio y que tal vez eran mensajeros del Gran Sol su padre.

– Forasteros! –decía Chonita y añadió– tal vez traigan buenas noticias para mi gran Señor.
– De repente traen bastante comida deliciosa– Decía Chunchito saltando.

   Pasada unas horas; primero Chunchito y después Chonita percibieron una vibración en el suelo, parecía como algo a lo lejos se acercaba con pasos rápidos y comenzaron a temer porque imaginaban que era algo grande y amenazante. Luego en el horizonte comenzaron a divisar una especie de sombra que se acercaba a gran velocidad, era una especie de animal grande con cuatro patas largas, una cola que parecía cabello largo de color negro, que con el viento parecía que la acariciaba haciendo que se moviera mágicamente y su pelaje negro brillaba. También tenía pegado en su lomo una especie de armadura viviente que reflejaba los rayos del sol y llevaba un palo, con una especie de tejido ligero que ondeaba con el viento (el estandarte).

La Llama Chonita y el cuy Chunchito se asustaron mucho.
– Qué será aquello?, tal vez es un ser divino que viene de parte del Sol Padre– decía Chonita.

   Luego este ser divino y extraño para ellos, hizo una especie de baile levantando sus patas y caminando en círculos y con su cabeza parecía moverse por dos cuerdas tanto a la derecha como a la izquierda. Luego este se detuvo y otro ser se despegó bajando de él y dirigiéndose al jefe militar del Inca. Los sirvientes observaron aquel espectáculo y se quedaron asombrados y atónitos, de los cuales algunos de ellos huyeron de aquel lugar.

   Mientras este ser extraño metálico conversaba con el jefe militar, la llama Chonita tomo valentía y se acercó hacia aquel ser de cuatro patas y le dijo:
– El Inti te bendiga, ¿Quién eres?. Y el ser de cuatro patas le dijo:
– Oh, nunca he visto algo como tú, soy un caballo, me llamo Rocinante y tú quién eres?– Relinchaba el caballo.
– Soy la llama Chonita y mi amigo que vez asustado ahí, es el cuy Chunchito. Decía de manera temerosa Chonita.
– Qué simpáticos sois – Dijo el caballo.

El cuy chunchito se acercó tímidamente y le dijo:
–Vienes de parte del Padre Inti.
–¿Del padre Inti?, te refieres de Dios– preguntó el caballo.
–Si del creador de todo y padre de nuestro Inca. Dijo el cuy.
–No, venimos de lejanas tierras que están más allá de los mares, donde la posición de las estrellas son distintas a las que tienen aquí.
–Oh!, entonces no son seres divinos como nosotros. Dijo Chonita.
–¿Seres divinos? – Dijo el caballo y añadió– solo Dios, el creador de todo es divino, todos somos creaturas de él. 
–Envidioso, no sabes que somos los predilectos del Hijo del Sol–dijo Chonita. Y el cuy Chunchito agregaba: 
–No estás a nuestro nivel, eres un pobre animal.
–Me temo que estáis equivocados, lamento por su Inca y su civilización porque van a ser conquistados, mis amos vienen con afán de tesoros para abastecer a nuestro reino– dijo el caballo. 
Y es que el caballo Rocinante estaba preocupado por ellos, porque en el fondo les tenia simpatía.
– Ja ja ja ja, tú y cuantos más, no sabes que nuestro Imperio es el más poderoso del orbe, nuestro gran inca con toda su guardia los destruirá– decía Chonita. Mientras el Cuy chunchito saltaba desafiante enseñándole sus pequeños dientes afilados.

– Cuando regresemos tengan cuidado, busquen un lugar donde guarecerse– dijo el caballo. Mientras el Forastero metálico se subió en ese momento en la cabalgadura del caballo y comenzó a galopar rápidamente saliendo de aquel lugar.

– Si cobarde, huye. Decía el cuy Chunchito. Y añadió:
– Ya vez Chonita como lo he espantado, que lo que le sobra de porte le falta de valentía.

   Chonita no prestaba atención de lo que le decía su amigo el cuy, más bien le preocupaba lo dicho por el caballo –¿Cómo le avisaremos al Inca?– se preguntaba a sí misma y continuaba pensando: "Es verdad que el Inca no nos entiende cuando le hablamos, si fuese hijo del Sol nos podría entender, haré el intento". 

Chonita se fue a ver al Inca, mientras el cuy Chunchito la seguía sin entenderla. 

   El Inca miraba el Sol en el horizonte como si estuviera hablando con su Padre y Chonita se acerco y le dijo:
–Su alteza tenga cuidado, esos forasteros tienen malas intenciones contra nuestro imperio.

   Pero inútilmente el Inca no le entendía, pensaba que la llama quería jugar con él y le dio una palmada para que se vaya porque no tenía intención de jugar. 

El cuy Chunchito le decía a Chonita:
– Ya vez Chonita, el Inca no entiende lo que decimos y es que parece que nuestro gran Inca es un simple mortal como todos.
–Sí, mejor vamos a las praderas altas a comer por unos días, ahí jugaremos, descansaremos y pensaremos en algo.

   En la pradera verde, Chunchito correteaba con Chonita haciendo carreras, y Chunchito le gustaba que la Llama lo cargara en su lomo. Luego comían y después dormían en aquel lugar cansados de tanto jugar. Así estuvieron cuatro días en la pradera alta y decidieron bajar a ver a su gran Inca.

   Llegando al pueblo vieron gran cantidad de soldados del imperio en las faldas de los cerros y una ceremonia en la plaza central del inca que era llevado en andas. 

   También observaron varios forasteros con sus caballos en aquel lugar, eran bastantes. Parecía un recibimiento pero estaban preocupados y observaron a Rocinante que los miró y les dijo con un relincho: 
–Huyan amigos esto se pondrá terrible!

   Cuando en ese momento vieron a su Inca que era apresado por los forasteros y con sus caballos de la conquista espantaban a todos los servidores del inca. Era terrible lo que pasaba y Chonita como Chunchito corrieron a un lugar seguro cerca a los aposentos de la realeza. Pedían a su Dios Inti por su Inca que no le pase nada.

   Luego que paso toda la confusión, vieron que su Inca era conducido por un forastero de apariencia mayor con barba larga en su rostro y que no permitía que nadie tocara al Inca, el cual los otros forasteros le tenían respeto por su jerarquía y este llevaba al inca a los aposentos reales montando una guardia en aquel lugar.

Chonita le decía a Chunchito muy preocupada:
–Parece que guardan respeto por nuestro Inca, pero temo por su vida.
El cuy Chunchito le dijo de manera furibunda:
–No entiendo en realidad las intenciones de estos forasteros, buscare a ese caballo Rocinante para que me explique que se proponen.

   Y el cuy caminaba sigilosamente por las calles y evitaba ser observado, cuando llegando cerca de la plaza vio varios caballos que lo miraban y algunos de ellos se espantaban, querían pisarlo. Rocinante escucho y les dijo a sus compañeros, cálmense es mi amigo Chunchito. 

   Chunchito le agradeció pensaba que moriría aplastado por aquellos animalotes de cuatro patas como el los llamaba.
Y Chunchito de manera calmada le dijo a Rocinante:
–Tenías razón, nos advertiste! Me preocupa nuestro Imperio, que le va a pasar a nuestro Inca, que buscan los conquistadores.
El caballo Rocinante le contesto:
–Lamentablemente no quedará mucho de tu imperio. Nosotros servimos a nuestros amos y los hemos acompañado en varios lugares; como te dije venimos de lejanas tierras y han conquistado estas nuevas tierras estableciéndose ya en varios lugares del norte de aquí.
Y Chunchito le decía: 
–Pero que buscan tus amos, que intenciones tienen?
–Buscan riquezas, tesoros, todo lo que sea metal brillante es muy valioso para ellos– dijo el caballo de manera sentida.
–Bueno nuestro Inca tiene bastante de los que buscan, pero si él les da, con eso será suficiente para que se vayan. Decía el cuy Chunchito esperanzado en la respuesta.
–No mi amigo, más que ello buscan establecer un nuevo territorio, un nuevo poder, muchos vendrán y aquí crecerán con tu pueblo y me temo que tu imperio cambiara bastante.

   El cuy Chunchito se fue triste donde su amiga Chonita y le conto todo de lo que le dijo el caballo Rocinante, y se resignaron de los designios y males que vendría a su gran imperio.

   Unos meses después todo comenzaba a verse distinto, los forasteros construían casas muy distintas a las que ellos conocían. Los forasteros se convirtieron en los conquistadores del Imperio y estos les llamaba la atención la Llama Chonita, los cuales apostaban para montar en ella, pero ella los escupía, y era la risa de todos ellos al ver al infortunado que le caí aquel escupitajo tan fuerte y directo. 

   Y el caballo Rocinante enojado, se puso delante de ella para que no la molesten. En eso el conquistador mayor con barbas y que solo podia tocar al Inca, pasaba por ahí y les dijo:
–Tontos, por lo menos el caballo Rocinante es más inteligente que ustedes, la pobre Llama no está hecha para montar. Déjenla en paz!

   Chonita y Chunchito se asombraron de la actitud valiente del caballo defendiéndola, lo que hizo que creyeran más en Rocinante y a partir de ese incidente se volvieron muy amigos.

Chonita le decía a Rocinante:
–Tus amos se parecen a los nuestros, en el fondo de ellos son muy parecidos.
–No todos, algunos son buenos otros malos, al final todos somos hijos de Dios, y nuestra misión es servirlos. Relinchaba Rocinante.

Y Chonita añadió:
–Bueno no me gusta esa idea, pero siento que es así, porque yo ofrezco mi lana y les sirve mucho a mis amos; y ni que decir de Chunchito que mejor no menciono en que manera les puedes servir. Decía riéndose Chonita.
–Oh no!, no quiero perder mi pelaje decía Chunchito temblando.
Y tanto Chonita como Rocinante se reían de la manera graciosa como temblaba Chunchito.

   Pasado unos meses, la amistad entre el cuy, la Llama y el Caballo se profundizó; conociendo sus culturas, sus semejanzas, sus diferencias; y de vez en cuando jugaban a las carreras donde el caballo Rocinante siempre les ganaba; pero después permitía que sus nuevos amigos le ganaran y sobre todo al Cuy Chunchito, que disfrutaba su victoria de manera eufórica y graciosa.

   Cuando Chonita, Chunchito y Rocinante estaban caminando cerca de los aposentos del Inca, tanto Chonita y Chunchito vieron a su Inca y corrieron a verlo. El Inca los miro tiernamente, tenía una mirada profunda y un poco nostálgica, miraba el atardecer y los acariciaba diciéndoles: 
–Mi Chonita, mi Chunchito, cuantas alegrías me han dado. Ahora tengo que partir. Mi vida se apaga, son lo último alegre de mi Imperio, pero ahora sé que soy más que el hijo del Sol. Y es que ahora entiendo que todos somos hermanos e hijos de Dios de todo lo creado. Mi misión no era vanagloriarme de tener un Imperio sino de ser el último servidor de mi pueblo. Pongo el destino de mi Imperio en las manos del Dios que siempre estuvo conmigo y fui ciego en no verlo.

   Y diciendo esto el Inca se despidió de ellos con una caricia tierna. Tanto a Chunchito como a Chonita le salían lágrimas de sus ojitos. El caballo Rocinante se acercó a ellos y puso su lomo para consolarlos y les dijo:
–En verdad su Inca parte de este mundo con un gran título; de ser el hijo del Sol a hijo del Dios que vive en todos nosotros.

Chonita y Chunchito dijeron al unísono al caballo Rocinante:
–Ahora también sabemos nuestra misión, que además de servir, debemos rescatar lo mejor de nuestras culturas para el bien de todos; a pesar de nuestras diferencias debemos crear nuevas tradiciones que nos una y nos ayude a convivir en paz y respeto.

   De esta manera, a partir de ese día; el Cuy Chunchito, la Llama Chonita y el Caballo Rocinante forjaron una gran amistad, enseñando los buenos valores de ambas culturas y viviendo muy felices en las tierras de las montañas altas del cielo azul de la paz.

***FIN***

Elaborado el lunes, 28 de enero de 2013
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lapm (21/01/2013 – 29/01/2013)
 

lunes, 27 de octubre de 2014

Doña Mora y el Caracol Jaimito


   En un jardín de un gran palacio del bosque lejano, había un árbol de moras de hojas frondosas que no daba fruto y era conocida como Doña Mora, cada vez que pasaba el Rey de aquel palacio buscaba alguna mora para degustar el paladar y como no encontraba ninguna se iba a otros árboles frutales para deleitarse con los diferentes sabores que en ellos encontraba; esto sucedía todos los fines de semana.
 
   Un grupo de caracoles pasaba por ahí y uno de ellos llamado Jaimito observó ese detalle que le llamó la atención y se preguntaba porque aquella mora no daba frutos y decidió preguntarle:
 
– Doña Mora, ¿Me permite hacerle una pregunta? – Dijo el Caracol.
 
   Doña Mora era muy soberbia y no le gustaba conversar con alguien que no estuviera al nivel de ella, pero como se sentía aburrida decidió responder al caracol.
 
– Dime bicho raro, que quieres preguntarme? – Dijo Doña Mora.
 
El Caracol estaba sorprendido por la respuesta y le dijo:
– Doña Mora, usted no sabe respetar, yo le estoy preguntando cortésmente y si me permite quiero saber ¿Cuándo va dar frutos?
– ¡A ti que te importa! … ¡yo daré cuando quiera! … pero mejor ¡no!… ¡quiero conservar mi belleza! – Dijo Doña Mora de manera displicente.
– ¿Belleza?, con esas hojas rugosas le llama ¿belleza?, más bonita se la vería con sus deliciosas moras–  dijo el Caracol Jaimito.
 
Doña mora se sintió ofendida, nadie le había dicho tal insulto y le respondió al Caracol:
– Apártate, no me fastidies, ¡fo… fo… fo!.
Y diciendo eso, Doña Mora con sus ramas espantaba al Caracol.
 
Sus compañeros caracoles lo llamaron:
– Jaimito, ¡no te atrases!, no tiene importancia conversar con alguien que no le gusta conversar y ofende a los demás.
 
   El Caracol Jaimito se fue triste, solo quería de alguna manera tener amistad con ella y fue a buscar con sus compañeras algunas lechugas que estaban en la huerta del palacio para comer.
 
   Unas semanas después el Rey pasaba de nuevo por los árboles frutales, y miro que Doña Mora no tenía frutos y llamó al jardinero del palacio, el cual al escucharlo corrió rápidamente donde él:
– Su alteza, ¿Qué mandáis de mí?–  dijo el jardinero.
 
El Rey le respondió:
– He pasado en varias ocasiones a buscar frutos de mora en este árbol y no los he encontrado, ¿has cuidado bien de Doña Mora?
– Si su alteza, la he regado, le he dado todos los nutrientes que necesita para su crecimiento, pero he observado que todo se va en desarrollar sus hojas, por lo menos le da sombra cuando haga sus caminatas su alteza.
– ¡No me sirve!–  dijo iracundo el Rey y continúo diciendo:
– Todo ser vivo en el bosque se le mide por sus obras, de nada sirve hacer algo a lo que no está destinado ser, si no da frutos terminando el verano lo arrancas y lo utilizas como leña–  y se fue a paso ligero el Rey de aquel lugar.
–  Ya escuchaste, pero por gusto gasto mi tiempo en ti, de todas maneras no darás fruto para la fecha indicada–  dijo el jardinero mirando a Doña Mora.
 
   Doña Mora se había quedado asustada no entendía cómo podían usarla como leña si ella se sentía hermosa, pero le llamó la atención aquella palabra extraña que dijo el Rey.
 
– ¿Obras?, ¿Qué significará aquello?–  Se preguntaba Doña Mora.
 
   Y Doña Mora se entristeció tanto que sus hojas se arrugaron mucho más de lo que estaban. Mientras el caracol Jaimito regresaba de comer sus deliciosas lechugas y vio a Doña Mora triste, no se atrevía acercarse a ella, pero al verla tan apesadumbrada decidió preguntarle:
– Disculpe Doña Mora se siente bien?.
– No Jaimito, creo que mis días están contados–  Dijo Doña Mora.
 
   El caracol Jaimito se alegró porque lo llamo por su nombre pero también se preocupó por lo que dijo Doña Mora.
– A que se refiere Doñita, que ha sucedido?– Preguntó el caracol Jaimito.
– El Rey ha decidido que me mandará a cortar con el jardinero al final del verano porque no tengo obras, que tampoco sé qué significa eso–  decía Doña Mora con lágrimas que le brotaban de las ramas.
– ¡Oh Doñita!, las obras son precisamente sus frutos, y deben ser muy deliciosas para que nuestro Rey ansíe degustar de su amabilidad– dijo el caracol Jaimito.
 
La Mora respondió:
– Oh no, perdería mi belleza, además mis frutos no son buenos.
 
Y el caracol Jaimito le dijo:
– Pero Doñita, precisamente la hermosura esta en sus frutos y los debiera dar, porque sino el Rey cumplirá su palabra, cada uno de nosotros tiene una belleza interior que debe ofrecerla a los demás con amor.
 
Doña Mora se quedó pensando en lo que le dijo el Caracol y le respondió:
– Está bien pero como podré dar frutos porque he destinado mi atención a mis hojitas y estas se han hecho muy fuertes y bellas.
– Yo te ayudaré tendré que cortar algunas de ellas para que tengas fortaleza en destinar tus nutrientes para lo que fuiste creada–  dijo el Caracol Jaimito.
 
   De esa manera el caracol Jaimito comenzó a cortar las hojas que estaban muy rugosas que no permitían recibir los rayos del sol, ese trabajo le tomo como una semana al pobre caracol que al final estaba exhausto, y Doña Mora solo se quedó con las hojas lisas que le permitía recibir el sol y se sentía con más fuerza; también estaba admirada del ímpetu del caracol y ella le ofrecía algunas hojas que consideraba eran buenas para la alimentación del caracol pero que en realidad no eran del agrado de Jaimito y este las aceptaba por cortesía.
 
   Paso unas semanas y Doña Mora comenzó a brotar varias florecitas de color blanco, eran muy bonitas y Doña Mora se quedó maravillada y dijo:
– Ahora si soy más bella, mira amiguito Jaimito, tenias razón, ¡que bella que soy!
 
   Y el caracol Jaimito se preocupó no por las florecitas sino porque veía que de nuevo Doña Mora entraba en un plan de soberbia y le dijo:
– Cálmese Doñita, todavía no ha terminado, no se mueva mucho para que nuestras compañeras las abejas puedan polinizar sus florecitas.
 
Doña Mora de manera colérica le dijo al Caracol Jaimito:
– Tú crees que voy a permitir a esos insectos tocar mis flores, nunca!!!.
 
   Las abejas que pasaban cerca se ofendieron por lo que dijo Doña Mora y se fueron a otras flores lejos de ahí. El caracol Jaimito le recordó que el fin del verano estaba cerca y si no reaccionaba todo lo avanzado se perdía. Doña Mora reflexionó y consideró que su amigo el Caracol Jaimito estaba en lo cierto y permitió que las abejas fuesen a sus florecitas diciéndoles:
– Amigas abejas, perdónenme, no sé lo que digo pero sean bienvenidas en mis florecitas–  algunas lágrimas salieron de Doña Mora porque lo dijo de todo corazón y es que combatía por dentro contra aquella soberbia que ella tenía.
 
   El Caracol Jaimito veía que si había esperanza y él se sintió conmovido con lo dicho por su amiga, y para convencer a las abejas que todavía dudaban les dijo:
– Amigas abejas, crean lo que dice Doña Mora, soy su amigo y dice la verdad, vengan y disfruten del maravilloso néctar.
 
   Las abejas fueron a tomar el néctar de Doña Mora el cual estaba muy delicioso y a la vez polinizaban las florecitas; y les gustó tanto a las abejitas que estuvieron toda la mañana hasta hastiarse, y es que el arrepentimiento de Doña Mora endulzó el néctar de tal manera que era muy apetitoso.
 
   Pasaron las semanas hasta que llegó el fin de la estación de verano, el Rey paseaba en compañía del jardinero, cuando se acordó de La Mora y le dijo a su jardinero:
– Vamos a ver aquella Mora si ha dado fruto.
 
El jardinero se había olvidado de revisar aquella mora pero se decía así mismo en su mente:
– Por gusto me preocupo, estuve todo un año cuidándola y no dio fruto, y no la he visto hace unos meses, así que debe estar llena de hojas y sin fruto; ya era un caso perdido…
Cuando el Rey que se había adelantado gritó:
– ¡Oh Milagro!, maravilla que moras tan grandes y rojas, voy a probarlas, ¡Uhmmm! que deliciosas, que ricas, nunca he probado en mi vida algo tan delicioso.
 
El jardinero estaba tan asombrado que no podía creerlo y se decía:
– ¡Cómo es posible esto!
El Rey muy contento le dijo al jardinero:
– Te felicito siervo mío, haz logrado sacar frutos donde era casi imposible–  y el Rey reía de emoción por algo que consideraba milagroso gracias a su siervo.
 
   El jardinero estaba estupefacto, y observó que Doña Mora no tenía esas hojas rugosas y que en sus troncos había el rastro de baba de Caracol y vio al Caracol Jaimito en la cima del árbol observándolos, comprendió que era obra de aquel animalito y le dijo al Rey:
– Su alteza perdóneme, pero el mérito lo tiene ese Caracol que ve ahí–  El jardinero lo señalaba con su mano.
 
Y el Rey le respondió:
– ¿Queeé? me estas tomando el pelo.
– No su alteza–  dijo el jardinero–  la verdad que en estos meses me olvidé de cuidar a Doña Mora porque consideré que era vano trabajar en ella, pero veo que Doña Mora ha sido bien cuidada por este amigo de la naturaleza y que en su interior tiene la sabiduría del bosque. Y este caracol se ha dado completamente a ella, además me ha enseñado algo que no entendía en mi labor de jardinero y es que debo trabajar con fe “POR” las plantas que están a mi cuidado y nunca abandonarlas.
 
El Rey le contestó:
– Perdono tu descuido solo por ser sincero conmigo, y no solo es tu trabajo, también es el “DAR” de Doña Mora que con amor nos entrega el fruto de tu trabajo, del caracol, de ella misma y de todo ser que contribuyó en este fruto–  el Rey sostenía la mora y continuo diciendo:
– De esta manera daré nombre a una nueva actividad en la jardinería que se llamará “PODAR”, y podrá ser usado de manera simbólica para representar que el Obrar con fe en el trabajo diario nos da como fruto el amor que conduce a la felicidad.
 
   El Rey con ayuda del jardinero se llevó en varios costalillos las moras para invitar a sus comensales las exquisiteces de su Reino.
 
Doña Mora después de escuchar al Rey se sintió halagada de felicidad y le dijo al Caracol Jaimito:
– Amigo mío, gracias por ayudarme, por dedicarme tu tiempo y lo más importante por ofrecerme tu amistad, ahora comprendo que el Obrar es amar, y que el fruto de ese amor es la felicidad.
El Caracol Jaimito le respondió:
– Vaya, vaya, Doñita; se ha vuelto muy filósofa usted. Pero tiene razón amiga mía y me da gusto que haya comprendido el significado y también he aprendido que nunca es tarde para cambiar; solo me apena no haber probado de sus frutos porque el Rey se ha llevado todas las moras y yo solo me contento con su gran amistad.. je je.–  dijo sonriendo el caracol Jaimito.
 
   Doña Mora abriendo sus hojas le mostró una mora gigante que había escondido y le dijo a su amigo el Caracol:
– Jaimito, el mejor fruto está reservado para un gran amigo como usted que puso su fe y amor en esta pobre vanidosa como yo y obtiene el premio mayor de mi mejor cosecha.
 
   El Caracol Jaimito se puso muy feliz comiendo aquella mora tan inmensa y deliciosa para él, y disfrutando mientras comía dijo:
–  Doña Mora yo disfruto de su compañía y usted será mi amiga para toda la vida. Y desde ese día, Jaimito junto a sus amigos los caracoles vivieron muy felices cobijados bajo las ramas hospitalarias de Doña Mora.
 
*** FIN ***
Elaborado el lunes, 22 de octubre de 2012
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07/11/2012 lapm