viernes, 4 de julio de 2014

La Oruga y la Mariposa Blanca


   Había una vez una Oruga verde de apariencia grotesca que se llamaba Lentina y pasaba todo el día comiendo hojas y cuanto arbusto se le presentase en su camino, la Oruga pensaba si todo lo que hacía tenía sentido, comenzaba a cuestionarse si su naturaleza tenía otro significado en aquel bosque tan inmenso. 

   Por ahí pasaba la abeja Laboriola siempre ocupada en buscar el polen para la colmena, y la oruga la observaba como iba de flor en flor sin cansarse; luego por ahí también pasaba la Hormiga Trabajina, llevaba en sus espaldas todo el grano que encontrase por el bosque y a duras penas iba caminando y siguiendo el rastro de sus compañeras al hormiguero.

   Lentina se preocupaba al ver que sus compañeras del bosque estuvieran tan afanadas en el trabajo diario, mientras ella solo comía y dormía, Lentina reflexionaba y sentía en su interior un cuestionamiento extraño, se preguntaba así misma si el bosque y todas sus creaturas fueron creadas por alguien que nadie había visto, pero por alguna razón todos sabían de la existencia de un creador invisible y tal vez él tuviera las respuestas a los misterios de la vida y las incertidumbres que ella tenía en su interior. 

   Por lo tanto, la pobre Lentina se fatigaba en pensar todos los días que significado tendría eso en su vida, pensaba si su naturaleza era solamente comer y dormir o dormir y comer; – pero que más debo hacer? – se preguntaba. 

   Un día el Creador pasaba por el bosque de manera invisible y leyó los pensamientos de la pobre Lentina atormentada en sus reflexiones diarias y decidió convertirse en una Mariposa Blanca para charlar con ella y ayudarla. Se acercó a ella y le dijo:

– Hola mi buena amiga, porque anda tan apesadumbrada en este hermoso bosque? – Pregunto la Mariposa.

   La Oruga un poco recelosa y apenada porque comparada a tan hermoso ser de alas blancas que brillaban con los rayos del sol se sentía poca cosa y le respondió: 

– Nada que os llame la atención, pues son cosas mías de ser muy ignorante de cosas que no entiendo y que no sé por dónde ir en mi vida, mientras usted elegante Mariposa Blanca porque fija su mirada en mí, si tiene alas que la pueden llevar a sitios más hermosos del bosque y conversar con compañeros más interesantes que yo?.

La Mariposa Blanca sonrió al ver la humildad de esta pobre Oruga y le dijo:

– Cuál es tu nombre?.

– Me llamo Lentina – Respondió la Oruga.

– Mi estimada Lentina, no se menosprecie que en el bosque todos somos creaturas amadas por el Creador y desea lo mejor para cada uno de nosotros – le dijo la Mariposa Blanca.

Lentina, ante lo dicho por la Mariposa, recobró su autoestima pero rápidamente cambio de ánimo y pensó que tal vez esta mariposa lo decía por caridad y no quería halagos que fuera por pena y contestó: 

– Le agradezco sus palabras, pero no me gusta los comentarios con la sonrisa para afuera pero por dentro piensan lo contrario.

   La mariposa Blanca observó los complejos de Lentina y vió en su interior ese corazón palpitante de querer trascender y tener un sentido en la vida que le diera las ganas de vivir que tanto necesitaba, y le dijo:

– Estimada amiga, sé que mis palabras las interpretas de manera desconfiada pero te aseguro que lo que te digo es de todo corazón, te sugiero que sigas tu naturaleza interna, sigue comiendo, no mires ni te angusties por lo que hacen los demás y dile al Creador todo lo que te atormenta y aunque él no diga nada, él te apoyará cuando necesites y veras que no tendrás ese tipo de pensamientos.

   En ese momento la mariposa blanca tomo impulso y se fue volando muy arriba del bosque entre los rayos del sol, para luego volver a su estado celestial invisible. Y la Oruga hizo lo que le dijo la mariposa blanca, comenzó a comer y comer, pidió al Creador diciendo: – Aunque no encuentro sentido a lo que hago te lo dedico a ti de todo corazón – , esto lo hacía diariamente y se sentía bien.

   Llegada la tarde, la hormiga y la abeja se detuvieron a conversar un momento y estaban muy contentas por la labor que hacían diariamente y se decían para sí: El trabajo es duro, pero una se siente recompensada por el bien que se hace a la comunidad. La Hormiga decía que en el Hormiguero había acumulado bastantes provisiones para todo el año. La abeja también decía lo mismo - en la colmena hay bastante néctar y pronto trabajarán para convertirlo en miel- y mientras conversaban sentían un ruido que sonaba así: Crac..crac... 

Levantaron la mirada y era Lentina que en lo alto del árbol comía las hojas, y la abeja dijo a la Hormiga:

– Esa Oruga fea come y duerme todo el día.

– Cierto, dijo la Hormiga y añadió: 

– No es como nosotras que somos trabajadoras, para qué servirá esta pobre criatura?, no vivirá por mucho tiempo…, luego regresaron a sus labores.

   Lentina había escuchado esos comentarios y se puso muy triste sintió que la Mariposa Blanca le había mentido, y el comentario de la Hormiga y la Abeja destruyó el buen ánimo que tenía y el rencor comenzó a envenenar su corazón, era tan fuerte que sentía un dolor dentro de ella misma, además había contradicción de lo que pensaba acerca de sus compañeras del bosque porque eran dos criaturas que ella admiraba mucho por la labor que hacían diariamente.

   Lentina se arrimó a una ramita de un árbol y pensaba que el mundo del bosque era difícil, y se decía a ella misma:

– No tengo cabida en este bosque, no pertenezco acá.

   Pensaba si tendría alguna razón para que el Creador la tuviera ahí, no podía concebir la idea de haber sido creada de manera inútil, será el creador tan malo, disfrutará el creador verla comer y dormir todo el día sin hacer nada, o será una broma de él para reírse como se burlan las demás criaturas de mí. 

Extrañas contradicciones en la mente de la pobre Oruga, y confundida se decía así misma:

– Ooooh Creador, no entiendo!, pero si esa bella Mariposa Blanca me dio ánimo y sus palabras no parecían mentir, y me lo dijo con tanta tranquilidad, con una paz que su belleza me enmudeció completamente, no creo que me haya mentido, mis días avanzan y esa es la labor que sé hacer, seguiré haciéndolo sin entender el porqué, debo confiar en mi propio instinto y seguir mi camino de soledad – decía la Oruga.

   Y es así que de tanto pensar Lentina se durmió y en la noche comenzó a soñar con sus compañeras del bosque; veía que la hormiga y la abeja enseñaban mediante su esfuerzo a muchas criaturas del bosque y que ella también tenía un valor importante pero poco conocido y que pronto lo conocería.

   Cuando despertó comenzó a sentir que su cuerpo se transformaba, era una especie de prisión que se había formado alrededor de ella y no podía salir, sentía un dolor punzante, un dolor en varias partes de su cuerpo y se preguntaba:

– Que cosa extraña sucede conmigo, auxilio,!!! estoy atrapada en esta jaula que me rodea y no puedo salir!!!– decía la Oruga.

   Por más que gritaba la pobre Oruga, nadie la podía escuchar y era el capullo que se había formado alrededor de ella como una jaula. Y era una descripción extraña de emociones entre amor y dolor que sentía a la vez, como que la mano del creador la transformaba en todo su cuerpo, y sufría cuando recordaba los comentarios de la hormiga y la abeja o cuando no encontraba sentido a su vida; pero después sentía alivio y aliento cuando recordaba las palabras de esa mariposa blanca; de tanto luchar dentro de ese prisión extraña pero acogedora cayó de nuevo en un sueño profundo.

   En la mañana siguiente un rayo de luz asomaba por el capullo, sentía las caricias del sol y la necesidad de salir de ahí. Fuerza Lentina!!!, escuchaba una voz interior, y comenzó a luchar por abrir ese capullo, sentía que todo su cuerpo hacía un esfuerzo descomunal para salir de esa prisión, a veces desfallecía porque era muy doloroso abrirse paso; sus patitas comenzaron abrir un hoyo y después sintió unas extremidades en su espaldas que la impulsaban hacia afuera y cada vez que hacia el esfuerzo estás se hacían más fuertes, comenzó abrirse el capullo en cada intento por salir que hacía; y cuando se abrió completamente miró a su alrededor y sintió con ternura las caricias del sol en su cuerpo y de repente dio un sacudón y vio que tenía unas alas grandes de color blanco con líneas celestes y su cuerpo era completamente distinto a la Oruga que era; mas bien era como aquel ser que quedó impresionada por su belleza, su aspecto era como la Mariposa Blanca!.

   Era un milagro después de sentirse tan agobiada por mucho tiempo, ahora sentía que todo tenía sentido en su vida, dio un impulso suave y comenzó a volar al árbol más alto del bosque, y después otras mariposas de distintos colores comenzaban a unirse a ella y seguirla en una especie de danza celestial que revoleteaban alrededor del árbol. Todas las criaturas del bosque detuvieron sus labores entre ellas la abeja Laboriola y la hormiga Trabajina para ver aquel espectáculo maravilloso y cuando vieron ese capullo vacío se dieron cuenta que era Lentina ahora transformada en la Mariposa Blanca y dijeron con las demás compañeras del bosque: Que equivocadas estábamos de ti Lentina!, Que belleza !!!, Que Maravilla!!, Maravilla!!!, gritaban las criaturas del bosque… Mientras Lentina en el interior de su corazón decía: 

   Gracias Creador mío por las maravillas que has hecho en mí, ahora entiendo que todos tenemos una misión en la vida por muy pequeña que sea, pero tú la haces importante y grande ante los demás. 

   Y las danzas de las mariposas era un regalo tan bello del Creador que las criaturas del bosque se quedaron contemplando aquel espectáculo tan bello por todo el día.

                                                                  *** FIN ***
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10/08/2012 lpm
 
Elaborado el sábado, 4 de febrero de 2012